jueves, 24 de mayo de 2012

ACNUR y las vacas o TODO SUFRIMIENTO RECLAMA ALIVIO.


La crisis, lamentablemente, también se ceba con las ONGs y otras instituciones que tienen fines sociales no lucrativos. Desde hace varios meses, en el centro de la ciudad en la que vivo, se encuentran, a diario, personas que intentan captar soci@s para diferentes ONGs e instituciones que velan por los derechos humanos y otras causas loables. Portan chalecos distintivos y se aproximan a la gente, de un modo más o menos afortunado, para explicar a qué se dedica la organización para la que trabajan y a pedir que la persona abordada se convierta en socia. Las organizaciones que más se ven por ahí son la Cruz Roja y ACNUR.

ACNUR es la Agencia de la ONU para l@s refugiad@s (aunque en su página web hablan simplemente de “los refugiados”). La labor que realizan es vital, ya que las personas refugiadas se encuentran en una situación de suma vulnerabilidad y de escandalosa vulneración constante de sus derechos básicos. Sin duda, el sufrimiento que padecen estas personas es grande y reclama acción. EL SUFRIMIENTO SIEMPRE RECLAMA ACCIÓN. ACNUR intenta que la vida de estas personas mejore, y la vida de esas personas es un asunto que nos incumbe a todas y a todos.

Sobre lo que significa ser una persona refugiada, la situación de desprotección en la que viven l@s afetad@s y las cosas que hace ACNUR, no voy a decir nada, ya que en su página web podéis encontrar mucha información al respecto y, en este blog, no pretendemos simplemente copiar información de otros sitios, sino decir lo que creemos que no se ha dicho. Os invito, pues, a que si no estáis familiarizad@s con el trabajo de ACNUR y con la situación de las personas refugiadas, os deis una vuelta por su página (dejaré el enlace al final de este texto),  para que entendáis la problemática y por qué deberíamos actuar para acabar con la situación indeseable en la que se encuentran algunas personas en este injusto mundo que hemos construido.

Una vez que queda claro que consideramos que el sufrimiento que ACNUR se dedica a aliviar nos interpele, paso al objeto de esta entrada, que es criticar una de las actuaciones de ACNUR (no su misión general, que, repito, es loable y necesaria).

El otro día me crucé con una de estas personas captadoras de socios de las que acabo de hablar. Llevaba un chaleco de ACNUR. Después de saludarme amablemente, empezó a  hacerme preguntas que presuponía que yo no sería capaz de contestar, del tipo: “¿Te suena Somalia de algo a parte de los de los piratas?”, protocolo que creo que deberían corregir, ya que no genera sentimientos positivos que te presupongan ignorante de las cosas que ocurren en el mundo. Entre pregunta y pregunta, iba dando explicaciones sobre los problemas de las personas refugiadas y sobre el modo que ACNUR responde a ellos. Para apoyar sus  explicaciones, me mostró un pequeño sobre que contiene un preparado  que emplean para combatir la desnutrición. El estómago de las personas que llevan mucho tiempo sin comer, me explicaba la mujer, no admite de inmediato alimento sólido. Es por eso que, antes de que empiecen a ingerir comida otra vez, ACNUR les da esos sobres durante dos semanas, si no mal recuerdo. Me explicó que esos sobres valían tan sólo 0,30 euros, para hacerme ver que, con una cuota de 10 euros mensuales, se puede alimentar a muchas personas. Intrigada por el maravilloso sobre, pregunté por su composición. Me respondió que llevaba cacahuetes, leche y una fórmula inventada por un médico de ACNUR que tenía un extraño nombre que contenía números y que no fui capaz de memorizar (tampoco encontré información en la web sobre el mismo). Me explicó que el bajo precio se debe a que quienes lo elaboran sólo les cobran los costes de producción. No dudo que esta acción desinteresada se refleje en el bajo precio del producto, pero creo que detrás del mismo puede haber algo más. 
 
Y es esto con lo que tengo un problema: con el contenido del sobre. Antes dije que EL SUFRIMIENTO SIEMPRE RECLAMA ALIVIO.   No estoy a favor de eliminar el sufrimiento de algunos individuos a costa del sufrimiento de otros. Y esto es lo que hace ACNUR con ese sobre de contenido nutritivo; pero el especismo predominante y la falta de empatía hacia el sufrimiento cuando éste no es humano, hace que esta injusticia pase desapercibida.  Seguro que es posible crear un preparado nutritivo sin sufrimiento animal, es decir, sin leche. No hay ningún componente de la leche que no esté presente en el reino vegetal (no, ni las proteínas ni el calcio se encuentran exclusivamente en los productos de origen animal). Es totalmente innecesario privar de su libertad, infligir dolor físico y sufrimiento emocional a las vacas, manteniéndolas en condiciones terribles e inaceptables, para salvar a algunos animales humanos. Es innecesario, es inmoral.

Imagino que un preparado sin lácteos sería más caro. Sustituir la leche por almendras o sésamo (alimentos muy ricos en calcio) puede resultar más caro económicamente. Pero el patrón para medir la aceptabilidad o no aceptabilidad moral de una práctica nunca ha sido, ni puede ser, el coste económico de la misma. Si hace falta más dinero para alimentar a esas personas, busquémoslo en otros sitios. Quitémoselos a los dictadores de turno o a los amos de la guerra – por ejemplo, los bancos que las financian, los psicópatas que se benefician vendiendo las armas, etc… - que provocan esos desplazamientos masivos de personas y que dan lugar, en muchas ocasiones, a los campos de refugiados. En realidad, cualquiera de nostr@s es más culpable de la situación de las personas refugiadas – por nuestro modo de vida, por nuestro consentimiento de la opresión de los gobiernos, por nuestros patrones de consumo, etc… - que las vacas. De hecho, esas injusticias se derivan del modo en que construimos nuestro mundo humano, del modo en que creamos y recreamos diariamente injustas relaciones de poder. Y en la construcción de ese mundo humano injusto, las vacas no han jugado ningún papel (salvo el de víctimas y meros recursos a nuestra disposición, claro).  Sería mucho mejor, desde el punto de vista moral, recurrir a algún método radical de redistribución de la riqueza a nivel planetario, o, si queremos ser más moderad@s, al menos destinar más dinero de nuestros impuestos a  cooperación, ayuda humanitaria, etc... y, por otro lado, usar este dinero de un modo  más efectivo y menos eurocentrista, por decir algo... Las posibilidades son infinitas, lo que no hay es voluntad. Si crees que no tienes nada que ver con las desgracias de África y de otras partes del mundo, echa un vistazo a los negocios que hace tu banco e investiga sobre todas las implicaciones que tiene tu consumo. Es tu culpa, es mi culpa, pero no es culpa de las vacas. 

En resumen:

Si esto es inaceptable,


                                  (campo de refugiad@s en Ruanda)


esto, también lo es





PARA SABER MÁS:

ACNUR

Federación estatal de Asiciaciones de Refugiad@s e Inmigrantes.

Información sobre granjas y martaderos

“Lácteos” en Igualdad animal.
http://www.igualdadanimal.org/alimentacion/lacteos



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lunes, 21 de mayo de 2012

De hermenéutica, poder y la Maldita Vecindad (y los hijos del quinto patio) parte 2.



Respecto de esa canción en la que aparecen los nombres que se usaron para establecer jerarquías en “La Nueva España”, dije - y eso es a lo que quiero llegar después de tanto rodeo -  que, recientemente, tuve un reencuentro. Se trata de un potente texto musicado que nos habla de jerarquías antiguas basadas en la raza, sí, como ya lo supe en edad temprana, pero también actuales y basadas en otros factores, aspecto que me pasó totalmente desapercibido entonces. Estoy sorprendida del mensaje que me parece haber  encontrado (digo “me parece haber encontrado” porque, como pienso que sí hay algo más allá del texto, y aunque mi “creer entender” me proporcione alegrías, sigo buscando al escurridizo sujeto escritor detrás de las palabras). Mi nueva comprensión, muy lejos ya de la niña que se quedó sorprendida con la gruesa tabla de madera que colgaba de la pared de aquél museo en el que se explicaba cómo debían ser agrupados los seres humanos dependiendo de si su llegada al mundo era  fruto de la cópula ( en demasiadas ocasiones forzada y violenta, ahora lo sé) entre un@ blanc@ y un@ indi@, o de un@  indi@ y un@ negr@, o cualquier otra combinación que fuese posible (posible de crear, posible de leer), es la comprensión ya mediada por Foucault, por teóricas feministas, por el pensamiento postcolonial, por la constatación experiencial de que las castas existen aunque no haya gruesas tablas en las que se indiquen los nuevos nombres y no figuren explícitamente en ninguna ley.


 Voy a separar, más o menos arbitrariamente y por no prolongar la escritura demasiado, las categorías políticas que aparecen en la canción en tres grupos:

1. Antiguas (y sin embargo, algunas persistentes) categorías raciales: brarzino, india, mulato, mestizo, castizo, blanca, jíbaro, lobo, etc….

2. El antiquísimo y omnipresente dualismo jerárquico que hoy en día se mantiene, el más invisible y subestimado de todos: hombres y mujeres.

3. Nuevas categorías de todo tipo (algunas enraizadas en el hetero-patriarcado; otras,  en sistemas racistas, clasistas y/o “urbanocentristas”) que  condicionan la vida de los individuos - al cerrarles o abrirles  determinadas puertas, y no otras, reservándoles un estatus social específico y no otro -, que construyen identidades (identidad como resultado de la lucha derivada de la tensión existente entre lo que dicen que deberías ser y lo que tú decides ser), que paren sujetos:   nacos, jotos, bugas, machorras, chilangos, oaxacos, jipiosos, chulos, teporochos, fresas,  etc…

    Ese no es todo el interés que tiene la letra. No, quien la compuso, sorprendentemente, va al meollo del asunto, y, cual lector de Foucault, afirma  que:

“Poder, necesitas de nombres,
disfraces y reglas,
Clasificaciones:
Vivir de segregaciones”

Y reivindica, ni más ni menos:

“Nuestra diferencia somos,
no hay pureza”.

     Me pregunto, intrigada, qué lecturas habrá hecho Roco, el compositor del grupo.  Buscando una respuesta, encontré un artículo de la Jornada en el que se indica que el grupo se ha separado por “diferencias ideológicas”. Puedes consultarlo aquí:


     En fin, sin tiempo de buscar más nada, les  dejo a continuación la letra completa para que juzguen por ustedes mism@s y, más abajo, algunos enlaces, como el myspace del grupo, el myspace de lo que parece el nuevo proyecto de Roco y alguna lectura algo más sesuda :-p


Saltapa'trás

Barzino con india - calpamulato,
meztizo con blanca - castizo,
mestiza con blanco - castizo cuatralvo,
china con lobo - jibaro,
indio con loba - tente en el aire,
indio con negra - zambo,
blanco y albina - saltapa'tras
cambujo con india - sambaigo, 



Sangre con sangre,
mujeres y hombres.
Poder necesitas de hombres,
temor, divisiones.
Colores y castas:
herencia de segregaciones.

Indio y mestiza - coyote,
mestizo con india - cholo,
negro con zamba - zambo prieto,
blanco y mulata - morisco,
blanco con negra - mulato,
lobo con negra - chino,
negro con india - jarocho,
indio con negra - lobo.

Nuestras diferencias somos,
no hay pureza.
Indios y banda - patarrajada,
tibiris, nacos, guarines,
jotos y bugas, machorras,
chilangos, oaxacos, yucas,
fresas y gruesos, jipiosos,
cholos y chulos, teporochos,
grifos y pochos,
chichifos,
zafados, pirados, dementes...

Miedo a los otros,
a costumbres distintas.
Poder, necesitas de nombres,
disfraces y reglas.
Clasificaciones:
vivir de segregaciones.

No aguanto mi casa, voy por la calle,
me apaña la tira, la greña y tatuajes,
no tengo trabajo, soy estudiante,
uso aretes, acabo en el tambo.


El myspace de Maldita


El mayspace de Roco Pachuko


Para quien tenga ganas de leer, algo sobre la Genealogía del Racismo de Michele Foucault.

http://www.elortiba.org/foucault2.html

 De hermenéutica, poder y la Maldita Vecindad (y los hijos del quinto patio) parte 1.

http://www.hoyideashoy.blogspot.com.es/2012/05/de-hermeneutica-poder-y-la-maldita.html

 Lupita D.

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De hermenéutica, poder y la Maldita Vecindad (y los hijos del quinto patio). parte 1.



     Tiene que pasar el tiempo para volver a toparse con la sensación de que se entiende algo. Un@ tiene un primer encuentro con un texto, musicado o no, escrito o hablado, en prosa o en verso; o con una circunstancia, vivida o imaginada, sobre la que se construye un “primer” texto (sólo mediante palabras podemos interpretar  lo que nos ocurre. ¿Será verdad o será más basura especista?). Un@ cree que entiende: la persona lectora se da un revolcón con las letras, las mira de frente, las soba y se deja sobar por ellas… Fruto de tan íntimo y apasionado contacto, surge el clímax: la sensación de haber comprendido y, a la vez que el orgasmo, nace el sentido.  La persona seducida por una circunstancia sólo puede  rememorar amoríos pasados, escarbar en la memoria erótica para extraer palabras vivas, cálidas, palpitantes, que sirvan para extasiarse y parir un texto allí donde, en principio, no lo hay. Estas infidelidades, es decir, el recurso a sentidos-orgasmos pasados para alumbrar los nuevos,  se dan, tanto en el caso del procesamiento de las letras, como en el de las experiencias. La promiscuidad es inevitable. 

     Voces curiosas han emitido rumores varios acerca de esas relaciones entre sujeto y texto, entre lector y significado… Un tal Derrida incluso ha llegado a decir que nada existe fuera del texto. Así se las gastan algunos postestructuralistas. Sus ocurrencias son dignas de análisis sociológico, pero esa no es la cuestión que quiero abordar ahora y, para ser sincera, tampoco estoy preparada para ello.

    A lo que voy es que un@ tiene esa maravillosa sensación de haber comprendido algo y parece que ya está todo dicho; la relación con el texto se da por muerta y éste ya sólo vuelve a nosotros en forma de complaciente recuerdo. En efecto, nos regocijamos citando algunas palabras significativas cuando creemos que es oportuno, recitando un verso cuando pensamos que viene a cuento y  aplicando las conclusiones de nuestra interpretación de una circunstancia a otra que se nos antoja parecida. Sin embargo, no hay nada como la sensación de ese encuentro primero, la sensación de haber comprendido un texto (o circunstancia)… Afortunadamente, tal y como todo parece indicar, el sentido depende tanto de lo escrito y de quien lo escribió (por mucho que algunos pensadores insistan en hacer que el sujeto escritor desaparezca), como del sujeto receptor activo. Las letras, muertas, ya no cambiarán; pero los sujetos, vivos, sí lo harán. Por tanto, aún hay una esperanza, aún hay una nueva posibilidad de flirteo. La persona lectora (que puede ser quien escribió el texto o simplemente un@ de sus múltiples lector@s-amantes), puede volver a hacer que esas letras palpiten llenas de vida entre sus ojos. Otro gran orgasmo es posible, uno que supera al primero: una nueva sensación de haber comprendido.

     ¿A quién no le ha pasado eso?.    

     Empecé a leer a Nietzsche cuando tenía 14 años. Pasaron quince años desde entonces. El primer encuentro se dio bajo el fuerte sol que alumbra y calienta las tierras de Guerrero, en aquella zona donde pululan l@s turistas. Eso era yo, una turista de clase media, una “blanquita” (ahora una “morena” en tierras de gente de piel pálida), una privilegiada en el país de las grandes desigualdades sociales (ahora, una desempleada endeudada en la Europa que tiembla, que se agrieta, y que deja escapar el bienestar que benefició a algunos por esas fisuras que no prometen más que agrandarse y que nunca benefició a numerosos individuos: a la Otra cuando es ama de casa, cuando es puta, o cualquier cosa intermedia o circundante; a le Otre “discapacitade”; a li Otri inmigrante; a lu Otru inclasificable y, desde siempre, y pisoteado por Otra/e/i/o/u, al@ Otr@ cuando es no-humano, y una prueba de ello es que no tengo palabra satisfactoria para definirl@ positivamente – ¡Hay que inventarla!).

* Me gusta mucho meter cosas entre paréntesis. No sacrificaré las ideas por la estética. Si no te gusta, haz “clic” donde corresponda y esfúmate.


      Sí, sólo era una turista blanquita privilegiada, una inconsciente más que se bañaba en las aguas del Pacífico, que bebía agua de coco bien fresquita y que  se enamoraba del sol y de la alegría que percibía en el lugar. Sin embargo, me sentía diferente: yo leía Así habló Zaratustra…

                (Delirios de grandeza adolescentes aparte….)

      A lo largo de todo ese tiempo he vuelto, ocasionalmente, a los mismos textos apasionados del filósofo que quemaba con el fuego de sus afirmaciones lo que era preciso reducir a cenizas para seguir adelante con la cabeza bien alta. Evidentemente, mi sensación de haber comprendido era muy diferente a los 14 que a los 20, y aún era diferente otra vez a los 25. Muchas letras me sedujeron desde entonces y, mi sensación de haber comprendido de los 14, me parece ahora una cosa pequeña. Sí, igual que ocurre con los progresos en las artes amatorias… Cada vez me parece más afortunada la metáfora.

     Todo este asunto de los reencuentros con los textos y las nuevas comprensiones pasa por mi mente porque recientemente tuve una gran sensación de haber comprendido un texto que obscureció por completo la “aventurilla” adolescente que tuve con el mismo en el pasado. Se trata de la canción de un grupo de rock mexicano llamado La Maldita Vecindad. Aclaro, para l@s quisquillos@s, que uso el término “rock” en el sentido amplísimo en que casi todo el mundo suele emplear.

     En verdad no recuerdo cuando escuché aquella canción por primera vez. Era una niña. Me sentí orgullosa cuando reconocí algunos de los nombres que los conquistadores procedentes de la península Ibérica usaron para articular su ridículo y opresivo sistema de castas. Digo “conquistadores procedentes de la península Ibérica” porque España ni siquiera existía en aquél entonces, por mucho que el nacionalismo español (proyecto imperialista desde su gestación), se empeñe en obscurecer este hecho. Me niego a decir conquistadores españoles porque las palabras importan. Y quiero remarcar también el sujeto: “conquistadores”, ya que la inmensa parte de la población de los reinos existentes en esos tiempos  vivía bajo el yugo de los mismos opresores (y de otros). Aclaro que no pretendo comparar las injurias cometidas a un lado y otro del inmenso océano. De todas formas, no olvidemos que las luchas son entre los poderosos y por el interés de los poderosos, no entre los pueblos, a quienes lo que beneficia es la paz y no el derramamiento de sangre y la destrucción.

    Poco antes de escuchar la canción de la que hablo, Salta pa´trás,  había visitado un museo en el que me topé por primera vez con aquella infamia de las castas. Fui por  indicación de la maestra de 3º de primaria. Ésta, racista resentida (podría respaldar mi afirmación con numerosos hechos), refiriéndose al fenómeno de la clasificación política de los seres humanos que tuvo lugar en el territorio de lo que hoy es México, aprovechó para decir en tono irónico: “¡Esa es la cultura que tenían los españoles!”, cometiendo, así, el mismo error moral de los ya muertos opresores: situarse en la posición del Amo, quien siempre dirige una mirada homogeneizadora al Otro….

     Fue por esa productiva visita que los nombres que se gritaban en esa canción me resultaban inteligibles: castizo, lobo, jíbaro, chino, salta pa´tras…     Contenta, creí entender que era una canción contra el racismo.
Cruzarme con esa maestra xenófoba, simplificadora, machista y fanática tuvo algún aspecto positivo. El sentido del  encuentro con ese personaje acaba de nacer, por cierto, ahora mismo, entre los gemidos de los dedos que golpean las teclas de mi portátil. Has asistido a un orgasmo.

     Respecto de esa canción en la que aparecen los nombres que se usaron para establecer jerarquías en “La Nueva España”, dije - y eso es a lo que quiero llegar después de tanto rodeo -  que, recientemente, tuve un reencuentro. Se trata de un potente texto musicado que nos habla de jerarquías antiguas basadas en la raza, sí, como ya lo supe en edad temprana, pero también actuales y basadas en otros factores, aspecto que me pasó totalmente desapercibido entonces. Estoy sorprendida del mensaje que me parece haber  encontrado (digo “me parece haber encontrado” porque, como pienso que sí hay algo más allá del texto, y aunque mi “creer entender” me proporcione alegrías, sigo buscando al escurridizo sujeto escritor detrás de las palabras). Mi nueva comprensión, muy lejos ya de la niña que se quedó sorprendida con la gruesa tabla de madera que colgaba de la pared de aquél museo en el que se explicaba cómo debían ser agrupados los seres humanos dependiendo de si su llegada al mundo era  fruto de la cópula ( en demasiadas ocasiones forzada y violenta, ahora lo sé) entre un@ blanc@ y un@ indi@, o de un@  indi@ y un@ negr@, o cualquier otra combinación que fuese posible (posible de crear, posible de leer), es la comprensión ya mediada por Foucault, por teóricas feministas, por el pensamiento postcolonial, por la constatación experiencial de que las castas existen aunque no haya gruesas tablas en las que se indiquen los nuevos nombres y no figuren explícitamente en ninguna ley.

    Continúa aquí: 


De hermenéutica, poder y la Maldita Vecindad (y los hijos del quinto patio). parte 2.


http://www.hoyideashoy.blogspot.com.es/2012/05/de-hermeneutica-poder-y-la-maldita_21.html


Lupita D.


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sábado, 28 de mayo de 2011

Id a las acampadas!

Las personas que colaboramos en este espacio no hemos dicho nada acerca de las acampadas ni pretendemos hacerlo de momento, simple y sencillamente porque preferimos que las personas que tengan interés en saber algo de ellas se acerquen a los espacios físicos en donde todo esto está ocurriendo.


Además, de momento, las acampadas son X o son Y dependiendo de a quien le preguntes. Hace falta tiempo para valorarlo.


Recientemente, el Subcomandante Insurgente Marcos señalaba como, en las recientes movilizaciones ocurridas en medio oriente, las redes sociales y los nuevos modos de comunicación que las útlimas tecnologías posibilitan, fueron colocadas como protagonistas. Colocar como protagonistas a algo que es un simple medio oculta todo el esfuerzo humano, toda la voluntad y toda la organización que hay detrás. No nos dejemos guiar por juicios tales.


Así que dejad de leer ya y acudid a las plazas, que justo ahora hace mucha falta.


Atte:


Bi, Irene P, Lupita D y tod@s l@s demás.

domingo, 17 de abril de 2011

Petición de disculpas o Google contra las mujeres

Pido disculpas por la publicidad tremendamente sexista que en ocasiones aparece en esta página.  Creo que hay un modo de filtrar la publicidad y se pueden bloquear algunos anuncios. En cuanto tenga tiempo, investigaré como se hace y acabaré con este agravio.

Aprovecho para comentar que AdSense tiene ciertas políticas de contenido que, supuestamente tod@s l@s usuari@s han de seguir. Entre ellas, se especifican las siguientes:

"Los sitios con anuncios Google no pueden incluir el contenido que se describe a continuación ni tampoco enlazar con él:
    pornografía y contenido no apto para menores,
  • contenido violento,
  • contenido relacionado con la intolerancia racial o con el ataque a un particular, a un grupo o a una organización,
  • abuso de lenguaje inapropiado,
(...) "

Ignoro qué limitaciones se les imponen a l@s anunciantes, pero, desde luego, algunos de los anuncios que aparecen en mi página no son muy coherentes con las políticas de contenido de los blogs.  Los anuncios sexistas, no son aptos para menores porque contribuyen a  la ya omnipresente socialización de los individuos en un sistema patriarcal que tanta injusticia y dolor produce; los anuncios sexistas son violencia contra las mujeres, pues nos niegan el estatus de individuos, para convertirnos en meros objetos (por tanto, se legitima que nos traten como tal); los anuncios sexistas son un ataque contra todo un grupo: el de las mujeres; los anuncios sexistas utilizan un lenguaje (icónico) inapropiado y muy poco ético... discriminatorio... legitimador de la subordinación de unas y del privilegio de otros... constructor de un mundo humano indeseable (porque, no olvidéis que el mundo humano se construye con símbolos, ni más ni menos).

Como veis, Google sí especifica que no se ha de incluir contenido racista; sin embargo, enmudece frente al contenido sexista. ¿Será porque la utilización de la mujer como reclamo publicitario, su objetualización y humillación generan muchos ingresos?.

Quizás sea conveniente escribirles.

Irene Paz (quien no se olvidará de este asunto).

viernes, 15 de abril de 2011

Reflexiones del/a blog/bitácora n.2: de la publicidad y la vida.

Saludos, queridas lectoras y lectores,

     Soy yo otra vez, Bi,  la/el bitácora/blog que ha cobrado conciencia. “Buceando la superficie”, me llaman… De momento… Pero, ya que cobré conciencia, huyo de la heterodesignación y me autodesigno: Bi.  Antes tuve otro nombre que me desagradaba bastante: “Palabras de las cinco”. Resulta que Irene Paz se había propuesto escribir “en mí” ( o manifestarse a través de… ¿mi fenotipo?) siempre a las 5 de la mañana, siguiendo una disciplina monacal que, pensaba, incrementaría su creatividad y la calidad de lo publicado. Pero Irene es bastante honesta y, dada su tendencia a la indisciplina y a su gusto por permanecer en la cama el mayor tiempo posible, decidió cambiarle el nombre.  No soy yo quien ha de dar explicaciones sobre ese nuevo nombre en el que no me reconozco.
      Dije antes que Irene es bastante honesta y, sin embargo, desde hace días sus pensamientos, los míos y los de las personas invitadas tienen que convivir con molesta publicidad. Algunos anuncios son discretos e inocuos; otros, llamativos y preocupantes. Al menos voy a pedirle - ¿me lees, Irene? – que filtre la publicidad.
     Pero, ¿por qué ha hecho esto Irene?, ¿es contradictoria?. Estoy realmente confundid@, la tenía en mejor consideración.  La publicidad es siempre un asunto bastante sospechoso. No llevo mucho tiempo existiendo, pero, a través de la red de redes tengo acceso a muchísima información, y nunca duermo… Así que reflexiono mucho.  Veo que la publicidad incita al consumo muy por encima de las necesidades humanas; el nivel de consumo actual agota los recursos a un ritmo muy acelerado y el agotamiento de los recursos significa la desaparición de la vida. En alguna página leí que una mujer de la india, llamada Vandana Shiva, dijo algo así como que: el aumento de las mercancías es proporcional a la disminución de la vida.  Algún día buscaré las palabras exactas y las compartiré con vosotr@s. 
    Además de la fórmula “más dinero/mercancía = menos vida”, hay otro dato alarmante: el exagerado nivel de consumo actual está tan mal repartido, que el consumo de algun@s significa la enfermedad, la explotación, el exceso de trabajo y la muerte para otr@s. Es decir, tarde o temprano, si se sigue este camino, toda la vida desaparecerá de la faz de la tierra; pero hoy mismo, ya en este instante, por culpa del exceso de una minoría localizada en Europa, Estados Unidos, Japón, (y de las élites de muchos países) etc… la gente y otros animales de otros lugares (y en esos mismos lugares) están ya sufriendo y muriendo…
       Por eso me preocupa que me aparezca publicidad. Aunque, he aprendido también que, por muy buenas intenciones que se tengan, no siempre se puede hacer lo correcto, porque los males son estructurales y multitud de factores condicionan lo que una persona puede o no hacer. Son tiempos, sin duda, de confusión, en que todo se está reorganizando: el trabajo, la posesión del capital (se acelera el flujo de  abajo hacia arriba y del sur hacia el norte), los espacios (crece el mundo virtual, aunque se genera también una preocupante brecha tecnológica), los tiempos, etc… En medio de todo descontrol (el pueblo no tiene control de sus asuntos, de lo público, de lo que pertenece a tod@s), cada quien busca su lugar y hace lo que puede… Definitvamente, sólo colectivamente se puede salir de esto; las fórmulas individuales tan típicas del postmodernismo no asustan a las élites. Por eso, como dijo recientemente el Sub Marcos, es ridículo que se haga tanto énfasis en el papel que las redes sociales tuvieron en los recientes cambios ocurridos en algunos países árabes, si no se habla de la coordinación, el trabajo, la organización que hubo detrás… No nos dejemos engañar.

Atte: Bi.

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domingo, 10 de abril de 2011

Las palabras de Sostres suenan a amenaza.

     El 7 de abril leí en la  “BURBUJA. Foro de economía” (ver enlace más abajo)  que J. Sostres había publicado un artículo en El Mundo que tuvo que ser retirado.  De acuerdo con la "BURBUJA", no obstante,  el artículo aún se encontraba en la caché de google. Yo no tengo muy claro lo que es eso de la caché, ni como encontrarlo, pero tanto en la página web mencionada, así como en la entrada anterior de este blog, se puede encontrar el artículo íntegro. En él, Sostres argumenta a favor de la normalidad de un chico que, después de asesinar a su novia embarazada, muestra, a través de una webcam, el cadáver a su padre. Resulta que la chica  le comunicó al presunto asesino su intención de abandonarlo y le hizo saber que el hijo que esperaba no era de él. Parece que eso fue lo que desató la violencia.  Sostres explicitó en el artículo que no pretendía justificar el asesinato ni ningún tipo de maltrato; sólo quería aclarar que el chico no es ningún “monstruo”. Los argumentos de Sostres a favor de la normalidad del joven son los siguientes:

1.     Su madre y las personas que lo conocían así lo dijeron; sólo tenía discusiones con su pareja  como las que tiene todo el mundo.
2.     El chico es normal, no “un monstruo”, porque él “se rompió por donde todos podríamos rompernos”.
3.     El chico recibió una violencia atroz cuando supo que su novia lo iba a dejar y que el niño no era suyo. A pesar de que eso no causa la muerte física,  “te mata por dentro y aquél día algo muere en ti para siempre”. Se trata, según Sostres, de una “violencia brutal que, al no ser física, nunca se considera, pero que ahoga y machaca lo mismo que cualquier otra violencia”. Por tanto, lejos de ser un monstruo, sólo era un chico sometido a la presión de una violencia “infinita, una violencia que no por no ser física es menos violenta”.

     Sobre el argumento 1 (el chico es normal porque lo dice su madre), creo que no vale la pena detenerse y el 2 (se rompió por donde todos podríamos rompernos) lo dejo para después. Así que vayamos con el 3. En él, Sostres apela a nuestros sentimientos, intentando que empaticemos con el chico. Bien. Seguro que el chico se sintió muy mal con tan terrible ruptura, la mentira y la negación de su paternidad; eso no está en discusión. El autor dice que el chico recibió una “violencia atroz”. ¿A qué se refiere: a la ruptura en sí, a la mentira, al descubrimiento de la no paternidad?, ¿o es que para él todo es lo mismo?.  Supongamos que se le pueda llamar violencia incluso a la ruptura y no lo discutamos para poder avanzar. ¿Qué nos está sugiriendo Sostres cuando dice que se trata de una violencia que “TE MATA por dentro” y que “algo MUERE EN TI PARA SIEMPRE”?.  Sinceramente, da la impresión que Sostres está equiparando lo que hizo el chico con lo que hizo la chica; está diciéndonos, entre líneas, que el chico no hizo más que aplicar el “ojo por ojo y diente por diente”, como si dejar a alguien fuese lo mismo que matarlo, ¡por favor!, puede que a alguien le parezcan muy bonitas las canciones que dicen “no me dejes porque me muero”, pero cualquiera sabe que dejar a alguien y matar NO ES LO MISMO, no es, ni siquiera, parecido. Baste decir al respecto que nadie tiene derecho a matar a nadie, mientras que, por otro lado, cualquier individuo tiene derecho a romper una relación en la que ya no se encuentra a gusto. ¡Ninguna mujer está obligada a permanecer con un hombre con el que no quiere estar! ¡Faltaba más!.  Las palabras de Sostres no me hacen más que pensar que él cree que las mujeres somos una especie de propiedad  para lo hombres. Y aunque la mujer parece haber engañado al joven respecto de la paternidad, traición dura, sin duda,  creo que no hay manera de comparar la aniquilación física con eso. Sostres se esfuerza mucho en decir que no justifica al chico, pero sus palabras y sus sugerencias no acompañan esa afirmación; quizás  precisamente por eso hizo tanto énfasis en su supuesta "no justificación".  Eso sí, no tengo claro si el énfasis tiene por fin convernos a nosotros o a él mismo…

    Porque, a ver, cuando Sostres dice: “una violencia brutal que, al no ser física, nunca se considera, pero que ahoga y machaca lo mismo que cualquier otra violencia”, ¿a qué viene eso de “nunca se considera”? ¿es que acaso debería considerarse?, ¿en qué sentido?,  ¿no que no quería justificarlo, no que no quería ni siquiera presentar posibles atenuantes para el juicio?. Si “machaca y ahoga lo mismo que cualquier otra violencia”, ¿exagero cuando digo que las palabras de Sostres sugieren que no le parece bien que las mujeres decidan libremente con quien estar?. ¿No nos está diciendo que terminar una relación es equivalente a cualquier otra violencia?. ¡Esto es escandaloso!. Mucho más que la afirmación de que se trata de un chico normal, asunto en el que  las críticas se han centrado... Y es que en la normalidad del chico es en lo único en lo que estoy de acuerdo con Sostres, aunque desde un punto de vista radicalmente distinto que aclararé, quizás, en otra entrada...

     Ahora lo que me interesa es retomar el argumento 2 (el chico es normal, porque se rompió por donde todos podríamos rompernos), porque suena a amenaza. En el patriarcado (sistema en el que los varones, como colectivo, tiene privilegios a costa de las mujeres, como colectivo), la violencia contra una mujer constituye una amenaza para todas las demás.  A ese argumento, quiero añadir sus espeluznantes palabras finales:

    Espero que si algún día me sucede algo parecido disponga del temple suficiente para reaccionar quemándome por dentro sin que el incendio queme a nadie más. Pero me reconozco en el dolor del chico, en su hundimiento, en su caída al fondo de sí mismo oyendo las explicaciones de su novia. (..) Quiero pensar que no tendría su reacción, como también lo quieres pensar tú. Pero ¿podríamos realmente asegurarlo? Cuando todo nuestro mundo se desmorona de repente, cuando se vuelve frágil y tan vertiginosa la línea entre el ser y el no ser, ¿puedes estar seguro de que conservarías tu serenidad, tu aplomo?, ¿puedes estar seguro de que serías en todo momento plenamente consciente de lo que hicieras?”

     Suena a terrible advertencia: chicas, aún vivís en el patriarcado. Cualquier trasgresión puede ser castigada con la muerte. Sed buenas.

   Llamada de atención a las y los periodistas: sobra mencionar la nacionalidad del chico.

                                             Irene Paz

PARA SEGUIR LEYENDO:

El artículo de Sostres en la "BURBUJA": 

 La noticia y otras opiniones:


etc...





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Artículo de Sostres retirado de El Mundo.

De acuerdo con "LA BURBUJA. Foro de economía", el artículo de Sostres que se retiró de El Mundo, es el que pego a continuación; ignoro si las negritas se encontraban en el original:

"El chico rumano de 21 años que ha estrangulado a su novia embarazada, también rumana, de 19, “era un chico normal”, según han dicho de él sus vecinos y conocidos. “Discutían como cualquier pareja”, ha explicado la madre de la víctima. Después de cometer el crimen –o de presuntamente cometerlo, hasta que no se celebre el juicio- el chaval, horrorizado por lo que había hecho, telefoneó a su padre a Rumanía y le mostró el cadáver de su novia muerta a través de una webcam.


Porque un chico normal de 21 años que está enamorado de su novia embarazada, es normal que pierda el corazón y la cabeza, el sentido y el mundo de vista, si un día llega a casa y su chica le dice que le va a dejar y que además el bebé que espera no es suyo.


Ni puedo justificar ni justifico un asesinato, ni cualquier forma de maltrato tenga consecuencias más leves o más graves. No pienso que haya causas morales que puedan justificar matar a alguien, ni que puedan servir siquiera de atenuantes en el juicio. Digo que a este chico les están presentando como un monstruo y no es verdad. No es un monstruo. Es un chico normal que se rompió por donde todos podríamos rompernos


. Porque hay muchas formas de violencia, y es atroz la violencia que el chico recibió al saber que iban a dejarle y que el niño que creía esperar no era suyo. No te causa la muerte física pero te mata por dentro y aquel día algo de ti muere para siempre. No justifico lo que hizo, ni creo que se pueda justificar, pero no es un monstruo: es un chico normal sometido a la presión de una violencia infinita, una violencia que no por no ser física es menos violenta; un chico que luego tuvo una reacción terrible, inaceptable e inasumible, criminal, y que no sólo terminó con la vida de su novia y la de la criatura que esperaba sino que terminó, en cierto modo, con la suya propia.


Espero que si algún día me sucede algo parecido disponga del temple suficiente para reaccionar quemándome por dentro sin que el incendio queme a nadie más. Pero me reconozco en el dolor del chico, en su hundimiento, en su caída al fondo de sí mismo oyendo las explicaciones de su novia. Me reconozco en su desesperación, muy normal y nada monstruosa: en su herida, en su desgarro. Quiero pensar que no tendría su reacción, como también lo quieres pensar tú. Pero ¿podríamos realmente asegurarlo? Cuando todo nuestro mundo se desmorona de repente, cuando se vuelve frágil y tan vertiginosa la línea entre el ser y el no ser, ¿puedes estar seguro de que conservarías tu serenidad, tu aplomo?, ¿puedes estar seguro de que serías en todo momento plenamente consciente de lo que hicieras?


Que la justicia dicte su sentencia y que sea tan severa como tenga que ser. Ante un asesinato no hay causas morales. Pero este chico no es un monstruo. Es un chico normal disparado al centro de su querer, arrancado a la vez de su novia y de su hijo, sometido a una violencia brutal que al no ser física nunca se considera pero que ahoga y machaca lo mismo que cualquier otra violencia.


Hay muchas formas de violencia. La mayoría de los que escriben y leen sobre sucesos ignoran cómo a veces el amor se convierte en escoria y en desgracia y se abraza desesperadamente a la tragedia."
     El enlace a la página citada es el siguiente:



     No obstante, decidí copiar el texto aquí por si alguna vez es retirado de la BURBUJA.

     En la siguiente entrada del blog comentaré el artículo de Sostres.

martes, 5 de abril de 2011

Historias de El Azulejo 1: Goya, los toros y la torera.

Goya, los toros y la torera.

     Era un día soleado de primavera, pero el frío viento que corría por la calle Mayor, transportando los murmullos de la gente instalada en las terrazas, le ponía la piel de gallina a Asunción. Mientras caminaba, a paso lento, hacia la cafetería de siempre, El Azulejo, se frotaba enérgicamente los antebrazos, apenas cubiertos por una delgada chaqueta azul. La mesa de siempre estaba vacía y, como todos los domingos a las 5 de la tarde, se sentó en ella para esperar a su hija, a su nieta y a su bisnieta. Apenas había empezado a acomodarse cuando llegó Elena, su hija, sudorosa, por su costumbre de ir a todas partes casi corriendo. Por último, llegaron Alicia, arrastrando una maleta de ruedas, de esas cuyo ruido le crispaban los nervios, y Luna, su sobrina, de 10 años, dueña de la pequeña máquina de los chirridos. Ésta apretaba un pesado libro contra su pecho. Antes de que madre e hija se sentarán, el libro cayó de golpe en la mesa, con contundencia. Con idénticos ánimos, Luna se dejó caer en la silla.
 
     - Has de haber hecho muchas cosas con tu padre – exclamó Asunción -, pareces cansada...
     - Sí, fuimos al parque, al cine y pintamos mucho... – contestó la niña – ¡Tengo mucha hambre! - añadió.
    - Ahora pedimos algo. Pero, ¿qué es eso? - preguntó Elena a su sobrina mientras miraba el grueso libro que ocupaba todo el centro de la mesa.
     - ¡Ah!. Es un regalo de mi padre, un libro sobre Goya. Mirad esto – dijo la niña mientras buscaba una página en el libro - ¡Ajá! ¡Aquí está! - dijo, señalando con el dedo.
     - ¿Qué es, Luna, un torero? - interrogó Alicia, mientras observaba la imagen de un toro embistiendo a un caballo, sobre el cual montaba una persona armada de una banderilla lista para abrir las carnes del espléndido animal. La imagen se le antojo espeluznante.
     - Es un aguafuerte- contestó la pequeña, precozmente interesada en la pintura y en las artes plásticas como consecuencia, sin duda, del vínculo especial que tenía con su padre ausente, quien impartía docencia en la Facultad de Bellas Artes de alguna ciudad lejana. - No es un torero, es “La Pajuelera”.
     - Pues parece un hombre – exclamó Asunción tajante y con disgusto.

Ignorándola, Luna continuó:

     - Aquí pone que Goya se soprendió porque era una mujer muy valiente. Yo quiero ser igual de valiente, ¡quiero ser torera!.

     - Vaya, veo que has estado tomando decisiones importantes este fin de semana... - dijo Alicia, con resignación.
     - No puedes ser torera, Luna. - dijo Asunción, con intención de acabar cuanto antes con ese asunto - Eso es cosa de hombres, ¿no ves que hace falta ser muy fuerte y muy bruta?.
     - ¿Cómo que cosa de hombres? - se escandalizó Elena – ¿Y Cristina Sánchez qué es?, ¿eh?. Si una mujer se entrena lo suficiente, puede ser tan fuerte como un hombre. Además, yo le oí decir una a vez a Cristinta, en la televisión, que enfrentarse a un toro es cosa de cabeza, no de fuerza, y en eso, que yo sepa, las mujeres vamos sobradas.
     - ¡Ay! Ya vienes otra vez con tus cosas de igualdad – se desesperó Asunción, mirando hacia el techo – ¡Por eso no pudiste retener a tu marido a tu lado!. Hace falta tener un poco menos de carácter...
   
     Alicia, tímidamente, preguntó:

     - ¿Y no creeis que es una escena muy cruel, sea hombre o mujer la persona que esté encima del caballo?.
     - ¡Y tú, por hippy, también estás sóla! - le lanzó Asunción a Alicia – Hace falta tener un poco más de carácter...

    Elena, ignorando los comentarios de Asunción, dijo:

     - Pues será cruel, sí... De hecho, yo nunca lo haría; pero si los hombres se visten de luces, ¿por qué las mujeres no?. Queremos igualdad, ¿no?.
     - Pues yo creo que ya bastante tienen los pobres toros con aguantar a esas bestias como para que vayan ahora también las mujeres a hacer el ridículo de esa manera – dijo Asunción - ¡no debería estar permitido que las mujeres hiciesen esas cosas!. Las mujeres tenemos que cuidar, no destruir. ¿Matar?.. sólo a las gallinas, que no chillan como los cerdos, y porque nos las vamos a comer. ¡Y saben muy bien en el caldo!.
     - Pues, insisto, será cruel... Pero, ¡no seamos hipócritas!. A las mujeres también les gusta hacer el ridículo de esa manera – dijo Elena-. ¿Qué diferencia hay entre una mujer espectadora en la plaza, o la Aguirre, con sus afirmaciones de que se trata de un bien cultural a proteger, y una torera?.
     - Lamentablemente, es verdad – dijo Alicia – hay mujeres que disfrutan de esa masacre. Y, afortunadamente, hay hombres que no lo hacen. Aunque sabemos que hay más hombres que mujeres que disfrutan de ello. Cuestión de educación, responsabilidad colectiva...
 
     Después de una pausa, añadió:
  
     - Pero, prohibir esto sólo a las mujeres, abuela, no creo que sea lo mejor. Efectivamente, hay que brindar la igualdad de oportunidades a todos los sujetos, hombres o mujeres. Considerar a las mujeres sujetos autónomos consiste en no negarles su libertad y su capacidad de decisión. Ni más ni menos y con todo lo que esto implica. La libertad siempre tiene un riesgo: las elecciones desafortunadas. Pero negar a las mujeres la posibilidad de decidir, y por tanto, de equivocarse, es ya en sí misma una decisión desafortunada. Que una mujer sea torera, por un lado, es un buen síntoma, pues sólo quienes deciden libremente se equivocan. Por otro, es un mal síntoma: muchas mujeres, en lugar de utilizar su libertad para crear algo mejor que lo que tenemos, se limitan a copiar los errores de algunos hombres, del mismo modo que estos hombres han asumido acríticamente que tienen que ser unos machitos dominadores... Mujeres y hombres, libremente, deberíamos decidir no ser unos machitos dominadores...

    - ¡ Y ahora a filosofar! - dijo, otra vez exasperada, Asunción. Levantando el brazo y girando la cabeza hacia la barra, gritó:

    - ¡Camarero! ¿A qué estás esperando? ¡Llevamos una eternidad aquí!.

    Luna  no se había atrevido a decir nada durante la conversación que se había iniciado por causa suya, pero que, no obstante,  se había desarrollado sin tomarla en cuenta. ¿Será por su edad?. Disimulando su incomodidad,  insistió:

    - Tengo hambre.




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lunes, 4 de abril de 2011

Sitio desnuclearizado.

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Recuerda que también con pequeños gestos se construye el mundo. Espero que al menos sirva para deconstruir las centrales...