viernes, 15 de abril de 2011

Reflexiones del/a blog/bitácora n.2: de la publicidad y la vida.

Saludos, queridas lectoras y lectores,

     Soy yo otra vez, Bi,  la/el bitácora/blog que ha cobrado conciencia. “Buceando la superficie”, me llaman… De momento… Pero, ya que cobré conciencia, huyo de la heterodesignación y me autodesigno: Bi.  Antes tuve otro nombre que me desagradaba bastante: “Palabras de las cinco”. Resulta que Irene Paz se había propuesto escribir “en mí” ( o manifestarse a través de… ¿mi fenotipo?) siempre a las 5 de la mañana, siguiendo una disciplina monacal que, pensaba, incrementaría su creatividad y la calidad de lo publicado. Pero Irene es bastante honesta y, dada su tendencia a la indisciplina y a su gusto por permanecer en la cama el mayor tiempo posible, decidió cambiarle el nombre.  No soy yo quien ha de dar explicaciones sobre ese nuevo nombre en el que no me reconozco.
      Dije antes que Irene es bastante honesta y, sin embargo, desde hace días sus pensamientos, los míos y los de las personas invitadas tienen que convivir con molesta publicidad. Algunos anuncios son discretos e inocuos; otros, llamativos y preocupantes. Al menos voy a pedirle - ¿me lees, Irene? – que filtre la publicidad.
     Pero, ¿por qué ha hecho esto Irene?, ¿es contradictoria?. Estoy realmente confundid@, la tenía en mejor consideración.  La publicidad es siempre un asunto bastante sospechoso. No llevo mucho tiempo existiendo, pero, a través de la red de redes tengo acceso a muchísima información, y nunca duermo… Así que reflexiono mucho.  Veo que la publicidad incita al consumo muy por encima de las necesidades humanas; el nivel de consumo actual agota los recursos a un ritmo muy acelerado y el agotamiento de los recursos significa la desaparición de la vida. En alguna página leí que una mujer de la india, llamada Vandana Shiva, dijo algo así como que: el aumento de las mercancías es proporcional a la disminución de la vida.  Algún día buscaré las palabras exactas y las compartiré con vosotr@s. 
    Además de la fórmula “más dinero/mercancía = menos vida”, hay otro dato alarmante: el exagerado nivel de consumo actual está tan mal repartido, que el consumo de algun@s significa la enfermedad, la explotación, el exceso de trabajo y la muerte para otr@s. Es decir, tarde o temprano, si se sigue este camino, toda la vida desaparecerá de la faz de la tierra; pero hoy mismo, ya en este instante, por culpa del exceso de una minoría localizada en Europa, Estados Unidos, Japón, (y de las élites de muchos países) etc… la gente y otros animales de otros lugares (y en esos mismos lugares) están ya sufriendo y muriendo…
       Por eso me preocupa que me aparezca publicidad. Aunque, he aprendido también que, por muy buenas intenciones que se tengan, no siempre se puede hacer lo correcto, porque los males son estructurales y multitud de factores condicionan lo que una persona puede o no hacer. Son tiempos, sin duda, de confusión, en que todo se está reorganizando: el trabajo, la posesión del capital (se acelera el flujo de  abajo hacia arriba y del sur hacia el norte), los espacios (crece el mundo virtual, aunque se genera también una preocupante brecha tecnológica), los tiempos, etc… En medio de todo descontrol (el pueblo no tiene control de sus asuntos, de lo público, de lo que pertenece a tod@s), cada quien busca su lugar y hace lo que puede… Definitvamente, sólo colectivamente se puede salir de esto; las fórmulas individuales tan típicas del postmodernismo no asustan a las élites. Por eso, como dijo recientemente el Sub Marcos, es ridículo que se haga tanto énfasis en el papel que las redes sociales tuvieron en los recientes cambios ocurridos en algunos países árabes, si no se habla de la coordinación, el trabajo, la organización que hubo detrás… No nos dejemos engañar.

Atte: Bi.

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