Me refiero a casos como los siguientes:
Itziar Ziga explicando que le costó mucho, como feminista,
reconocer que la dominación (en el terreno sexual) la ponía. Explica que,
siendo hija de la sociedad jerárquica en la que vivimos, nada tiene de raro que
haya personas que se exciten con ese tipo de juegos. Hasta aquí no tengo nada
que objetar. Pero la del “Zulo propio” afirma que esas prácticas, auque emulen
las jerarquías que rehazamos en lo polítco, no dejan de ser trasgresoras, ya
que la gente se corre con aquello con lo que la querían joder (esas fueron más
o menos sus palabras).
Una transfeminista de estética gótica arengando: “Siniestrismo barbarie”.
Hay más ejemplos como este, pero creo que es suficiente con esto.
No me parece un signo de emancipación tener que estar
justificando el gusto propio, especialmente cuando hay que echar mano de argumentos bastante forzados. Hay que tener ovarios para disfrutar lo que nos
gusta nada más porque sí, sin tener que dar explicaciones, reconociendo que
somos fines y no medios, y que nuestro disfrute es valioso por sí mismo, aunque no sirva a
ninguna otra causa supuestamente más “elevada”.
Yo vengo de nadar. Me
hace feliz nadar. Disfruto el roce del agua con mi piel y de la ingravidez. Me
causa un gran placer imaginar que mis movimientos son hermosos mientras los
ejecuto y ficcionar que soy un barquito en alta mar, lejos de todo. Después de nadar
un buen rato y sentir los efectos de la actividad en los músculos de mis piernas y de mis brazos, me
siento poderosa, siento que podría hacer cualquier cosa que me propusiera. Me
siento así de poderosa las siguientes dos o tres horas. Por eso, me he
enganchado a la natación. No necesito que la natación sea trasgresora, no
necesito que sea revolucionaria. Podría darle una lectura política a mi atrevimiento
de dejar todo de lado para ir a darme un chute de drogas
naturales que hacen que me crezca, ya que todo es suscepitble de una lectura
política (algunas lecturas más forzadas que otras, claro). Pero no lo haré. Nado porque sí, porque me gusta, porque me sale de
los ovarios y porque hago con mi vida lo que me da la gana, dentro de los límites
éticos que autónomamente me he dado o he descubierto, como prefiráis.
Maka
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